Igreja Católica Ortodoxa Hispânica
El problema del Concepto de Canonicidad
CONCEPTO DE CANONICIDAD, SUS DOS ASPECTOS
Muchos son los fieles ortodoxos que se preguntan sobre el significado del término “canónico” o “no-canónico” aplicado
a una Iglesia, y la verdad para ser franco, es que esta pregunta suele ser
bastante difícil de responder debido a su complejidad. Es necesario
aclarar, sin embargo, que muchas veces se parte del concepto erróneo
(y en cierto modo simplista) de confundir la Canonicidad de la Iglesia con
un reconocimiento Oficial de la Sede
de Constantinopla.
Para comenzar debemos afirmar que toda Iglesia que cumple fielmente con los
Cánones emanados de los 7 Concilios Ecuménicos es de suyo “Canónica”;
a su vez, muchos estudiosos de la eclesiología ortodoxa marcan dos aspectos
de la misma:
1- La Canonicidad Dogmática, es decir, la fiel custodia de las Verdades
de Fe legadas por Nuestro Señor al género humano a través
de Su Iglesia, mediante las Sagradas Escrituras, las resoluciones de los Concilios
Ecuménicos y la Tradición Patrística;
2- La Canonicidad Administrativa, más ligada a la Tradición Canónica
(lo que en Occidente se podría entender como el Derecho Canónico)
cuyo libro central es la colección de cánones de la Pidalión,
la cual rige el orden dentro de la Iglesia en su peregrinar por la tierra.
Demás está decir que el más importante es el primer aspecto,
sin embargo no se debe despreciar el segundo, puesto que la Canonicidad Administrativa,
guarda a través de sus normas pastorales, el reflejo en las costumbres
eclesiásticas y eclesiales de la pureza de la Fe
Ortodoxa.
Es de destacar que pese a lo antes mencionado, existen Iglesias que si bien
guardan celosamente ambos aspectos de la Canonicidad, no son, sin embargo,
reconocidas como tales por otras Iglesias Ortodoxas; puesto que para ser reconocidas
como "Canónicas", no solo deben en efecto serlo, sino que
deben ser reconocidas, ante todo por el Patriarcado Ecuménico; aunque
sobre este asunto, si somos honestos, tampoco hay acuerdo, ya que es un tema
intensamente debatido en el seno de las Iglesias Patriarcales, porque como
bien es sabido, el Patriarcado de Moscú también se adjudica el
derecho de reconocer a una Iglesia como canónica, el mejor ejemplo de
este hecho es el caso de la "Iglesia Ortodoxa en América” u “O.C.A”,
a la cual el Patriarcado de Moscú le confirió el “Tomos
de Autocefalía”, lo cual equivale a proclamar su “Canonicidad” frente
al Mundo de la Ortodoxia, y sin embargo, Constantinopla le niega ese reconocimiento,
creándose de este modo una situación muy irregular, puesto que
mientras sendos Patriarcados como el de Moscú, Serbia, o Georgia reconocen
la Canonicidad de la autocefalía de la “O.C.A”, los Patriarcados
de Constantinopla, Jerusalén y otras Iglesias Autocéfalas de
cuño helénico, niegan dicho reconocimiento, considerándola
por lo tanto como una Jurisdicción de autocefalía no reconocida
o “no-canónica”.
El Patriarca de Georgia Illia II con el Metrop. Theodosius de la Iglesia Ortodoxa en América
En realidad hay dos modos, a grandes rasgos, de conceder el status de Canonicidad
a una Iglesia Ortodoxa, o bien por un "Tomos de Autocefalía" o
bien por un "Tomos de Autonomía". (también existe una
tercera vía, la “absorción” como en el caso de la Iglesia Ortodoxa de Holanda, la cual al pasar a la órbita de Moscú,
se disolvió en ella pasando a ser una diócesis) La discusión
sobre el tema del derecho de una Iglesia Ortodoxa a otorgar un Tomos de Autocefalía
a una Iglesia hija (tema al cual está indisolublemente unida la cuestión
de la Canonicidad) llegó a convertirse, desgraciadamente -en el año
1996-, en causa de una agria disputa que superó a la acalorada discusión
teórica entre canonistas, para convertirse en una seria amenaza de ruptura
entre el Patriarcado de Moscú y el Patriarcado Ecuménico (*),
este triste acontecimiento se superaría finalmente gracias a la acción
del Espíritu Santo, y a la sensatez de ambos Patriarcas: Alexis
II de Moscú y Bartolomé I de Constantinopla.
Es una verdad incontrovertible, sin embargo, que existe una fuerte rivalidad
entre la Sede de Constantinopla y la Sede de Moscú; y mientras la primera
lidera a las Iglesias Ortodoxas de cuño Helénico, la segunda
lo hace con las de cuño Eslavo; esto da por resultado que muchas veces
las Iglesias Autónomas que consiguen su Tomos por parte del Patriarcado
de Constantinopla, no sean reconocidas por el Patriarcado de Moscú,
y por ende por parte del resto de las Iglesias Ortodoxas Eslavas, como ser
el caso de la “Iglesia Ortodoxa Ucraniana de EEUU y la Diáspora” o
la “Iglesia Católica Ortodoxa Cárpato Rutena en América”;
mientras que el Patriarcado de Constantinopla no reconoce, en cambio, la Canonicidad
del Tomos de Autocefalía otorgado por Moscú a la “Iglesia
Ortodoxa en América” (O.C.A), o la Canonicidad del Tomos de Autonomía
otorgado por el Patriarcado Ruso a la “Iglesia Ortodoxa del Japón”,
en solidaridad con Constantinopla, Iglesias Ortodoxas como las de Jerusalén
o Chipre, tampoco las reconocen.
Como ejemplo válido de lo antes citado podemos poner un caso que se
dio aquí, en Latinoamérica, hace tan solo un par de años:
Como consecuencia de la crisis provocada por la separación de su cargo
del Metropolita S.B.
João I de Portugal (de la Provincia Eclesiástica
de España,
Portugal y Brasil) por parte del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa
de Polonia, unos sacerdotes y clérigos de la región de Aldeia
decidieron abandonar la Arquidiócesis de Río de Janeiro de dicha
Jurisdicción, para integrarse a la Diócesis de América
del Sur de la “Iglesia Ortodoxa Ucraniana de EEUU y la Diáspora”,
cuando los mencionados clérigos, siguiendo lo estipulado en el Pidalión
(Especie de Derecho Canónico Ortodoxo ) solicitaron la autorización
del Metropolita Sabas de Varsovia a fin de realizar el pase, éste negó conceder
la autorización alegando que la Jurisdicción Ucraniana no era
considerada como Canónica por su Sínodo por más que los
Ucranianos estuvieran bajo la Protección de Constantinopla, por ende, él
en su calidad de Metropolita de Polonia, no podría autorizarlos. Tiempo
después los clérigos de Aldeia decidieron integrarse al Patriarcado
Serbio, bajo el Omoforión de Vladika Mitrophan.
Otra manera de brindar un reconocimiento canónico a una Iglesia Ortodoxa,
como ya dijimos antes, es a través de un “Tomos de Autonomía” pero
en este caso su Canonicidad reposa - en un
sentido mas ontológico - sobre la de su Iglesia Madre, mas que en el reconocimiento de las otras Jurisdicciones
Ortodoxas.
Algunos autores proponen para no usar indebidamente los términos de
Iglesias Canónicas o No-Canónicas, reemplazarlos por el de "Iglesias
Oficiales" e "Iglesias
No-Oficiales", sin embargo estimado lector,
admito que el término me parece demasiado imbuido del espíritu
del siglo, es decir muy político y muy laico. También debido
a la laicidad del término, sigue sin ser muy preciso, puesto que pueden
existir "Iglesias Ortodoxas Oficiales" sin ser por ello reconocidas
como tales por la propia Constantinopla, como es el caso de la República
de Montenegro, en dónde el Estado reconoce como Iglesia Oficial del
país a la "Iglesia Ortodoxa de
Montenegro" la cual dista de
ser considerada "Oficial" por Constantinopla o por algún otro
Patriarcado.
En el plano personal prefiero hablar de "Iglesias Ortodoxas en Comunión
con Constantinopla" e "Iglesias Ortodoxas sin Comunión
con Constantinopla", porque me parece que, pese a lo relativo de la expresión,
grafica un poco mejor la situación, dado a que una Iglesia sólo
es genuinamente ortodoxa cuando es canónica, por tal razón podemos
afirmar que no existe, ni puede existir una Iglesia Ortodoxa No-Canónica,
ya que esto de suyo implicaría una contradicción grave. La Ortodoxia,
como todos sabemos, reposa de manera indisoluble sobre los dos aspectos de
la Canonicidad:
1- La Dogmática, la cual se fundamenta en las Sagradas Escrituras, las
resoluciones de los VII Concilios Ecuménicos y la tradición de
los Santos Padres;
2- La Administrativa, la cual se apoya en la Tradición Canónica
expresada en los códigos de la Pidalion; ambos aspectos constituyen
en la práctica la Canonicidad de la Iglesia y están estrechamente
vinculados entre sí, de manera que no se puede concebir el uno aisladamente
del otro.
LAS SEIS SITUACIONES CANÓNICAS
Es importante destacar que el estatus de canonicidad de una Iglesia no es algo
estanco, monolítico, o pétreo, sino que es un fenómeno
dinámico, porque la Iglesia, como creatura de Dios, es una Institución "Viva" y
si bien es asistida por el Espíritu Santo, lo que le da su dimensión
Trascendente y la dota de la Estabilidad del Dios Inmutable (Cristo ayer, hoy
y siempre), también está gobernada por hombres, los cuales pueden
ser santos o pecadores, valientes o timoratos, prudentes o temerarios, pero
que mas allá de sus cualidades personales, pertenecen a una Institución
que los excede en su Abismal Misterio. Por tal razón, no nos debe escandalizar
los vaivenes que una Jurisdicción pueda experimentar a lo largo de su
Historia, porque esa inestabilidad no es fruto del Caos, sino el fruto, a veces
amargo, de la inmensa libertad que Dios concede al hombre, aún en temas
concernientes a Su Misión Redentora. El tema de la Canonicidad, estimado
lector, no es ajeno a esto, y si bien la realidad Sobrenatural de la Iglesia
permanecerá Inmutable hasta el día de la Parusía, su realidad
eclesiástica variará también hasta dicho día. Una
vez aclarado este punto, que no es menor, podemos pasar a ver con el espíritu
más clarificado, esas variantes que una Iglesia puede experimentar durante
el desarrollo de su vida institucional.
Empecemos, pues diciendo, que una Jurisdicción Ortodoxa puede encontrarse
dentro de estas seis situaciones canónicas que pasamos a detallar, es
importante tener en cuenta que estas situaciones pueden variar a lo largo del
tiempo, tal como veremos a continuación.
A- IGLESIAS NO-CANÓNICAS - En el sentido absoluto del término
-
Es fácil advertir para cualquier fiel ortodoxo que navegue en Internet,
descubrir la existencia, para su sorpresa, de una verdadera constelación
de pequeñas Iglesias Vagantes que incluyen el término “Ortodoxo” en
sus denominaciones y que pese a ello carecen de un cuerpo doctrinal claro,
de una tradición litúrgica bizantina y de una eclesiología
ortodoxa. Generalmente, las mencionadas Iglesias carecen también de
una Sucesión Apostólica de origen bizantino; un claro ejemplo
de este tipo de Iglesias es la llamada "Iglesia
Ortodoxa Inclusiva",
la cual tiene Sucesión Apostólica de origen Romano (San
Carlos Duarte Costa), usa un Rito llamado "de las Américas" y posee
una orden monástica de tipo católico, totalmente ajena a la eclesiología
ortodoxa. Así mismo considero importante aclarar que lo que aquí se
hace es un análisis eclesiólogico sobre la situación de
una Jurisdicción determinada, que en nada deberá confundirse
con un juicio a la honorabilidad o santidad de sus miembros, ya sean clérigos
o seglares.
Líderes de la llamada Iglesia Ortodoxa Inclusiva
Celebrando el “Rito de las Américas” con sus ornamentos
de tradición propia
Hubo otro caso, no tan evidente (en su aspecto exterior) a principios del Siglo
XX en Ucrania, dónde un grupo de sacerdotes ordenó, con el reconocimiento
del Estado Ucraniano, a otros al episcopado para conformar una Iglesia
Ortodoxa Autocéfala en Ucrania. En este caso como ningún jerarca ortodoxo
avaló la acción de los ucranianos independentistas, ellos mismos
se procuraron fundar un episcopado sin raíces apostólicas, en
flagrante violación a los dogmas y eclesiología de la Iglesia.
Esta Jurisdicción tuvo una existencia efímera, ya que fue disuelta
al poco tiempo por las autoridades soviéticas al anexar Ucrania a la
URSS.
En este caso, como se puede observar, la violación a la Canonicidad
Administrativa es tan importante, que afecta al concepto mismo de Sacramento,
comprometiendo seriamente la ortodoxia doctrinal de la Iglesia. Este ejemplo
es útil para demostrar como una violación del aspecto Canónico
Administrativo, puede generar posturas teológicas heterodoxas que le
sirvan de sustento en el plano doctrinal.
B- IGLESIAS DE CANONICIDAD CUESTIONADA
En esta situación a veces caen Jurisdicciones de auténtica Fe
Ortodoxa, pero que debido a diversas circunstancias se encuentran privadas
de contar con un Sínodo de Obispos que las gobierne. En estos casos,
un Obispo, haciendo uso del Canon de Necesidad, ordena al episcopado a algún
sacerdote, contradiciendo el primero de los Cánones Apostólicos,
el cual establece que un Obispo deberá ser consagrado por otros dos
o tres Epíscopos. Esta situación anómala pone a dicha
Iglesia en una situación Canónica irregular, aunque no puede
considerársela por este motivo como inválida.
Esta amarga situación fue experimentada, en sus comienzos, por la "Iglesia
Vétero Calendarista de Rumania"; la cual en un principio no tuvo
el respaldo de ningún obispo, hasta que en el año 1955, un obispo
retirado del Patriarcado de Rumania se unió a ellos, su nombre era el
de Galaction, y al final de sus días, él solo, debió consagrar
tres nuevos obispos, uno de ellos fue Glicheire, quién tiempo después
de su muerte fue glorificado por su Jurisdicción, convirtiéndose
en San Glichierie de Rumania; sin embargo esta Iglesia pudo en el año
1979, (con el auxilio del Sínodo Vétero Calendarista Griego del
Arz. Kallistos), subsanar esta situación, reconsagrando a toda su jerarquía.
C- IGLESIAS DE CANONICIDAD INCUESTIONABLE, PERO
NO RECONOCIDAS.
Se trata de auténticas Jurisdicciones Ortodoxas que han recibido su
Sucesión Apostólica de una jerarquía ortodoxa de validez
incuestionable, y que en muchos casos hasta han recibido el aval de sus Iglesias
Madres. Estas Iglesias, son en general, emancipaciones o escisiones de Patriarcados
o Jurisdicciones mayores, tal como puede ser el caso de la "Iglesia
Ortodoxa de Macedonia", en el primer caso, dónde los Obispos Macedonios
pertenecientes al Sínodo Serbio decidieron proclamar unilateralmente
su autocefalía; o bien en el segundo caso, como el de la "Iglesia
Ortodoxa Rusa en el Exilio" dónde un grupo de Obispos escindidos
del Patriarcado de Moscú crearon una Jurisdicción en paralelo.
Un elemento esencial que hace a la Canonicidad de una Iglesia es su dimensión
eclesial de origen, para decirlo de modo más sencillo: una Iglesia Ortodoxa,
siempre se origina en el seno de otra Iglesia Mayor, sin este aspecto no existe
posibilidad de Canonicidad alguna, puesto que a diferencia de la concepción
occidental, un Jerarca sin pueblo no puede fundar una Jurisdicción,
puesto que esta no estaría entroncada en una realidad eclesial mayor;
en la concepción Occidental, empero, solo cuenta la validez de la Sucesión
Apostólica, en cambio en la Eclesiología Bizantina es un elemento
decisivo, pero no el único.
Un ejemplo válido en este sentido es el de la “Iglesia Ortodoxa
Autocéfala de Montenegro”, la cual en el año 1993, por
activa decisión de la misma población montenegrina, resolvió retornar
a su antiguo estado autocéfalo que detentó por casi dos siglos,
y que fuese reconocida en aquella época, por parte del Patriarcado Ecuménico,
la Iglesia Ortodoxa Rusa, e incluso por la propia Iglesia Ortodoxa Serbia hasta
el año 1920, donde se vio presionada -por motivos políticos-
a disolverse dentro del Patriarcado Serbio. A diferencia de los casos citados
mas arriba, la Jerarquía Episcopal Montenegrina, no es ni producto de
una escisión, ni de una emancipación del Patriarcado Serbio,
sino mas bien fruto de una implantación externa, -como en el caso de
los vétero calendaristas griegos- ya que su linaje apostólico
actual es de origen búlgaro.
Otra Jurisdicción que está bien definida en este aspecto poco
explicado de la Canonicidad, es la "Metrópolis
Ortodoxa Autónoma
de Europa Occidental y las Américas", la cual
es producto de un
Tomos de Autonomía de
la "Iglesia Ortodoxa Vétero
Calendarista de Grecia", y de otro extendido por
la "Iglesia
Ortodoxa de Ucrania - Patriarcado de Kiev"; también esta Metrópolis
cuenta con una declaración de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana de los
EEUU,
(actualmente bajo Jurisdicción del Patriarcado Ecuménico) a través
de la cual se la reconoce como "Iglesia Hermana, igual en derechos y dignidad",
lo que la convierte en un claro ejemplo de eclesialidad de la que habíamos
estado hablando.
Otro rasgo de la Canonicidad indiscutida de estas Jurisdicciones, es el reconocimiento
tácito que reciben de las Iglesias Patriarcales, las cuales suelen tomar
como válidos los sacramentos impartidos por ellas, e incluso llegando
a dar validez oficial a las ordenaciones sacerdotales o episcopales celebradas
en el seno de estas Iglesias Ortodoxas.
Metropolita Laurus
de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio
A la izquierda Vladika Mileant, Obispo de Buenos Aires
D- IGLESIAS DE CANONICIDAD INCUESTIONABLE PERO PARCIALMENTE RECONOCIDAS
Este es el caso de la Iglesia Ortodoxa en
América u O.C.A, ésta
jurisdicción la cual hasta la Revolución Bolchevique de 1917
era parte orgánica de la Iglesia Ortodoxa Rusa, en calidad de Diócesis
de Norteamérica, decidió en Abril de 1924 auto-gobernarse, aunque
manteniendo “comunión espiritual” con el Patriarcado de
Moscú. En el año 1935, decidieron ponerse bajo la Protección
Canónica de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, -aunque conservando
su independencia- situación que culminaría en 1946, dónde
los Obispos de la O.C.A, decidieron reconocer al Patriarca de Moscú,
nuevamente, como su Cabeza espiritual, aunque manteniendo su autonomía
administrativa. Hacia el año 1970, el Patriarcado de Moscú concedió el
estatus de autocefalía a esta Metrópolis, la cual adoptó el
nombre de “Orthodox Church in America” (mas conocida como: “OCA”).
Como consecuencia de este acto soberano del Patriarca Ruso hubo un tenso intercambio
de cartas entre Moscú y Constantinopla, a través de la cual,
el Patriarcado Ecuménico, cuestionaba la autoridad de Moscú para
conceder dicho estatus a su Iglesia Hija.
Este conflicto aún no ha sido resuelto si bien las relaciones entre
la O.C.A. y el Patriarcado Ecuménico son relativamente armoniosas. Como
consecuencia práctica de esta situación, hay Iglesias
Ortodoxas Autocéfalas que reconocen plenamente a la Iglesia Ortodoxa en América,
como ser la Iglesia Ortodoxa Rusa, la Iglesia Ortodoxa
de Rumania, o la de
Georgia, y otras como ser el Patriarcado de Constantinopla que no la reconocen
en su estatus de autocefalía, dándole de facto un lugar de marginalidad
canónica; puesto que en efecto, dicha Jurisdicción estaría
actualmente imposibilitada de participar de un eventual Concilio “Pan-Ortodoxo”
Otros casos que podemos citar dentro de esta categoría, son las que
incluyen a gran parte de las Iglesias Ortodoxas
Autónomas, puesto que
en estos casos se evidencia la fuerte rivalidad entre la Sede de Constantinopla
y la Sede de Moscú. El Phanar, por ejemplo, no reconoce el Tomos de
Autonomía que el Patriarcado de Moscú concedió a la “Iglesia
Ortodoxa del Japón”, puesto que la Sede de Constantinopla se abroga
el derecho exclusivo de concederlo sobre aquellas Iglesias que se ubiquen fuera
del Territorio Canónico de alguna otra Iglesia Local. En tanto el Patriarcado
de Moscú no reconoce la Canonicidad, entre otras, de la “Iglesia
Ortodoxa Ucraniana de EEUU y la Diáspora”, de la “Iglesia
Ortodoxa Ucraniana de Canadá” o la de la “Iglesia
Ortodoxa de Estonia”; puesto que las considera frutos de disidencias internas
de la -Iglesia Ortodoxa Rusa-, la cual reclama a Ucrania y a Estonia como pertenecientes
a su territorio canónico natural, por ende el reconocimiento de Constantinopla
a dichas Iglesias -aunque fuese en diáspora - es vivenciada como una
intromisión del Phanar en los asuntos eclesiásticos internos
del Patriarcado de Moscú. En solidaridad las Iglesias Ortodoxas Eslavas,
como ser la Iglesia Ortodoxa de Polonia, o Checoslovaquia, no reconocen a estas
Iglesias como Canónicas.
Algunos autores proponen colocar en esta situación canónica a
la ROCOR (Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio),
puesto que tiene un cierto grado de reconocimiento por parte del Patriarcado
Serbio y del Patriarcado de Jerusalén,
pero en lo personal no estoy de acuerdo en incluirlos en este grupo, puesto
que dicho reconocimiento roza, en general, la ambigüedad y no está lo
suficientemente explícito en ningún documento como podría
ser un Tomos. Lo que sí consideraría un error -sin atenuantes-
es incluir a las Iglesias Vétero-Calendaristas
de Bulgaria, Rumania, y Grecia dentro de esta categoría,
porque si bien están en Comunión
con la ROCOR, esto no supone de ningún modo que el presunto reconocimiento
de la Iglesia Ortodoxa Serbia,
o de la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén,
sean extensibles a ellas; mucho menos incluiría aún a la Iglesia
de las Catacumbas, o Tikhonista (Rusia), la cual tiene ribetes tan integristas,
que la hacen irremediablemente
sectaria En el caso de la O.C.A, en cambio, el reconocimiento de las Jurisdicciones
que admiten su estatus de autocefalía y canonicidad son claras, y carentes
de ambigüedades.
Metropolita Gernán
de la Iglesia Ortodoxa en América
E- IGLESIAS DE CANONICIDAD CUESTIONABLE PERO RECONOCIDAS.
En realidad, este es un caso de extrema rareza, es más, que recuerde
se dio un solo caso en la Historia de la Iglesia Ortodoxa, y fue en los tumultuosos
años de la Rusia Bolchevique en las primeras décadas del siglo
XX. He aquí sintetizada su historia: El 14 de mayo de 1922, un grupo
de sacerdotes descontentos, acaudillados por Alejandro Wedensky, publicaba
un manifiesto en el diario bolchevique Izvestia, en el que se acusaba a la
dirección eclesiástica de contrarrevolucionaria, y pedía
al gobierno facultad para poder reunirse en concilio. El 29 de mayo se reunía
una pequeña asamblea constituyente, que no presentaba, ni mucho menos,
un organismo uniforme, compuesta de los grupos siguientes: la "Iglesia
viva", capitaneada por el sacerdote Krasnitsky; la "Vieja
Iglesia Apostólica", bajo Wedensky; la "Iglesia
del renacimiento",
con el obispo Antonino, y la "Iglesia
libre de los obreros". Como
se puede observar, eran recientes, poco serias, e improvisadas, sin embargo,
en el concilio celebrado en 1925 podían felicitarse de sus insospechados
progresos: de 9.939 iglesias, con 11.057 sacerdotes y 176 obispos que tenían
a fines de 1924, habían pasado, en menos de un año, a 16.000
iglesias, 17.000 sacerdotes y 200 obispos. Al mismo tiempo, introducía
en la vida de la Iglesia unas nuevas medidas radicales, como el matrimonio
de los obispos y las segundas nupcias de los sacerdotes viudos.
Pese a todas estas originalidades, fue reconocida en 1924 por el Patriarca
Gregorios de Constantinopla (sucesor de Meletios Metaxakis, el cual simpatizaba
con ideas similares) y si bien este reconocimiento fue efímero, fue
la primera vez que una Iglesia No-canónica, en un sentido casi absoluto
del término, fue reconocida como legítima y canónica por
el Patriarcado Ecuménico. Años más tarde, fueron las mismas
autoridades soviéticas las que terminaron con esa Iglesia, obligándolos
a ser absorbidos dentro de la Iglesia Ortodoxa Rusa, aunque perdiendo sus dignidades.
F- IGLESIAS DE CANONICIDAD INCUESTIONABLES Y RECONOCIDAS.
Dentro de este grupo se cuentan aquellas Iglesias que mantienen Comunión
con el Patriarcado
Ecuménico de Constantinopla, y por ende con todas
las Iglesias Ortodoxas que están en Comunión con dicha Sede,
como ser los Patriarcados de:
1- Jerusalén,
2- Antioquia,
3- Alejandría,
4- Moscú,
5- Serbia,
6- Rumania,
7- Georgia,
8- Bulgaria.
También dentro de este grupo se encuentran muchas Iglesias
Ortodoxas Autocéfalas y Autónomas, que sin ser Patriarcales, son reconocidas
por la Sede de Constantinopla; la mayoría de éstas fueron reconocidas
como independientes a principios y mediados del Siglo XX, como ser la Iglesia
Ortodoxa de Polonia y la Iglesia
Ortodoxa de Checoslovaquia, las cuales recibieron
su Tomos de Autocefalía en dicho siglo. Entre las Iglesias
Autónomas que podemos mencionar dentro de este grupo, por nombrar solo algunas, son la: “Iglesia
Ortodoxa de Creta”, dependiente del Patriarcado Ecuménico, o la “Iglesia
Ortodoxa de Finlandia”, dependiente de la Sede de Moscú.
Patriarca Pimen de Moscú y Toda Rusia
Flanqueado por los futuros Patriarcas Alexis II de Moscú y Filaret I
de Kiev
ALGUNAS ILUSTRACIONES HISTÓRICAS
ACERCA DEL TEMA DE LA CANONICIDAD EN EL MUNDO DE LA ORTODOXIA
INTRODUCCIÓN
Este artículo no tiene por objeto fomentar una rebeldía poco
cristiana hacia la Sede Mayor de la Ortodoxia, sino más bien mostrar,
que algunas veces lo actuado desde el Phanar, tiene más de político,
en un aspecto religioso y seglar, que de una acción eclesial y espiritual.
Quién ama a la Iglesia, en realidad aprende a comprender y a valorar
su realidad humana, que no menoscaba en lo más mínimo su intrínseca
naturaleza sobrenatural. La Historia de la Iglesia, también esta plagada
de incomprensiones entre sus hijos, e incluso de desinteligencias entre los
propios santos que hoy podemos ver en los paneles de nuestros Iconostasios,
o en las paredes de nuestros templos. Por eso, estimado lector, estas líneas
no tienen otro objeto que mostrar el rostro humano de la Ortodoxia, que a veces
brilla enaltecida en los rostros serenos de los santos, y otras veces se puede
ver opacada o deslucida por el actuar de algunos Jerarcas. Tampoco es intención
de este artículo, satanizar a cual o tal Patriarca, Metropolita o Arzobispo,
porque hay que entender, que al igual que nosotros en nuestra vida diaria,
muchas veces intentaron hacer lo mejor que podían hacer, y aún
cuando pueda constarnos que no obraron de total buena fe, no es nuestro deber
juzgarlos, sino orar por ellos.
Lo admirable de la Iglesia es su fidelidad a Cristo, mas allá de las
humanas mezquindades de quienes la componemos, fidelidad que no se ve deslucida
siquiera a pesar de nuestras defecciones personales.
EL CASO DEL PATRIARCADO BÚLGARO Y
UN PARELISMO CON EL ACTUAL PATRIARCADO DE KIEV.
En el año 927, el Patriarca de Constantinopla, reconoció al Arz.
de Preslav, como Patriarca de los Búlgaros, debido no a la importancia
de Bulgaria en el Mundo de la Ortodoxia, ni tampoco por ser una Sede de origen
Apostólico, sino por ser la Iglesia de una potencia balcánica
en ascenso, eso explica porque cuando casi 50 años después el
Imperio Bizantino ataca y derrota al Imperio Búlgaro, en el año
972, el Patriarcado de Constantinopla se volvió sobre sus pasos y revocó ese
honor a la Iglesia de Bulgaria, pasando a depender nuevamente de la Sede de
Constantinopla. Sin embargo otro motivo de corte político hizo posible
que casi dos siglos mas tarde (1235) el Patriarcado Ecuménico, ante
la creciente influencia de los latinos católicos en la región,
proclamara nuevamente el restablecimiento del Patriarcado Búlgaro, que
duraría casi dos siglos, hasta que en el año 1393 la Iglesia
Ortodoxa Búlgara perdiera la autonomía, y fuera obligada esta
vez por los Turcos, a integrarse a Constantinopla; sin embargo cuando después
de casi 500 años (1870), el mismo Imperio Otomano, autorizó el
restablecimiento de un Exarcado Ortodoxo Búlgaro, el Patriarcado Ecuménico,
contra toda lógica evangélica, reaccionó violentamente,
haciendo tronar la excomunión contra la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria,
declarándola cismática. La Iglesia Ortodoxa de Bulgaria, con
sus mas de 1.000 años de historia y tradición cristiana se vio,
en aquel año de 1872, tildada de la noche a la mañana de “Iglesia
Ortodoxa No-Canónica”, hasta que en 1945, el Patriarcado Ecuménico
le reconociera la validez de su autocefalía, y por consiguiente, la
de su Canonicidad; la cual nunca, durante esos 73 años, había
perdido.
Estimado lector, en esta misma situación se encuentra hoy la Iglesia
Ortodoxa de Ucrania, la cual también cuenta con más de 1.000
años de historia y tradición cristiana, y que legítimamente
decidió emanciparse de Moscú; quizás los medios pueden
haber sido poco adecuados, y por dicha razón la reacción del
Patriarcado de Moscú comprensible, pero con todo debemos reconocer que
es una Iglesia con un derecho inalienable a la libertad. La Iglesia de Ucrania,
es una Jurisdicción que por su antigüedad y dignidad merece ser
reconocida como una de las Grandes Iglesias de la Ortodoxia eslava. En realidad,
pocos dudan en el Mundo de la Ortodoxia acerca de la Canonicidad, en el sentido
real del término, del Patriarcado de Kiev, así como pocos dudaban
hacia finales del siglo XIX, acerca de la Canonicidad de la vapuleada Iglesia
Búlgara.
El Patriarcado de Kiev, cuenta en la actualidad con cerca de 16.000.000 de
fieles, lo cual la convierte en una de las Jurisdicciones Ortodoxas más
numerosas del Mundo, y es una verdadera pena que tantos fieles ortodoxos sean
sometidos a un sentimiento de inferioridad con respecto al resto de los ortodoxos
del mundo, cuando en realidad, en virtud de sus testimonios de sangre durante
el cruel Régimen Soviético, les corresponde un lugar de honor
entre los Grandes de la Ortodoxia. Quizás, al igual que pasó con
la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria, deberán pasar unas cuantas décadas
para ser reconocida en toda su dignidad, lo cierto es que este Patriarcado
en este momento se encuentra en una suerte de callejón sin salida; y
esta vez no tanto por las autoridades del Phanar, las cuales serían,
llegado el momento, las mas proclives a reconocerlos, sino por el Patriarcado
de Moscú. Es de recordar que si por la entrega de un “Tomos de
Autonomía” a la Iglesia Ortodoxa
de Estonia, la cual cuenta con
alrededor de 6.000 fieles, el Patriarcado de Moscú borró por
algunas semanas de la Liturgia el nombre del Patriarca Ecuménico, es
fácil imaginar que sucedería si el Patriarcado Ecuménico
decidiera reconocer la Autocefalía del Patriarcado de Kiev, con 16.000.000
de fieles, en un territorio que la Iglesia Ortodoxa Rusa considera como parte
de su “Territorio Canónico” mas ancestral.
Patriarca Filaret I de Kiev
Flanqueado a la izq. por el Metrop Euloghios I y a la der. por un Obispo Ucraniano
EL EXTRAÑO CASO
DE LA IGLESIA ORTODOXA UCRANIANA DE EEUU.
Esta Iglesia es la mayor prueba viviente de movilidad de estatus canónico
dentro del Mundo de la Ortodoxia contemporánea. Comencemos por hablar,
pues, de sus orígenes tan “sui
generis”:
Cuando el Imperio Ruso cayó en manos de los bolcheviques, Ucrania aprovechó la
situación para proclamar su independencia, así que en el año
1919 se convirtió en un país libre. La emancipación política
del Estado de Ucrania, trajo aparejado consigo la ansiada emancipación
religiosa del Patriarcado de Moscú, es por tal motivo que en 1921 con
el aval de las nuevas autoridades de Ucrania, se procedió a celebrar un
Concilio; sin embargo, no consiguieron que ningún jerarca ortodoxo se
plegara a dicha iniciativa, es por eso que el Arcipreste Vasyl Lypkivsky, a través
de la imposición de las manos por parte de sacerdotes y laicos
presentes,
constituyó la Iglesia Ortodoxa Autocéfala
de Ucrania. El mencionado
caudillo de este movimiento independentista eclesiástico se convirtió,
gracias a la elección de sus pares, en Metropolita de Kiev y toda Ucrania,
llegando a presidir una Iglesia que contaba con unas 1.100 parroquias, unos 1.500
sacerdotes y diáconos, unos 30 obispos, y nada menos que unos 6.000.000
de fieles. Como es lógico adivinar, el resto de las Iglesias Ortodoxas
jamás reconocieron la validez de esta nueva Jurisdicción, la cual,
en su concepto de transmisión de la Jerarquía Eclesiástica,
nos recuerda mucho al de las Iglesias Protestantes. Finalmente en el año
1930, al igual que la Iglesia Ortodoxa Viviente, fue disuelta por las autoridades
soviéticas e integrada al Patriarcado de Moscú.
Un obispo de aquella Iglesia, el Metropolita Juan Teodorovich, fue enviado para
hacerse cargo, en el año 1923, de un heterogéneo grupo de ucranianos
de la Diócesis EEUU-Canadá, la cual estaba compuesta por ucranianos
provenientes del Patriarcado de Moscú que se habían fusionado,
en su fervor nacionalista, con otros Uniatos del mismo origen, creando de este
modo un cuerpo eclesial bastante particular, pero de indiscutible tinte nacional.
Al igual que sucedía en Europa, en América nadie reconocía
la validez del Episcopado de Vladika Teodorovich, y por ende, la Canonicidad
de su Iglesia, si bien en su accionar obtuvo éxitos pastorales bastante
notables, haciendo expandir su Iglesia por todo los EEUU y Canadá. Hasta
aquí estamos ante el caso de una Iglesia
Ortodoxa No-Canónica,
en el sentido absoluto del término; sin embargo en el año 1949,
25 años después de su arribo a América del Norte, este buen
Metropolita, consigue finalmente que Obispos Ortodoxos de canonicidad reconocida
lo consagren al Episcopado, con lo cual la Iglesia Ortodoxa Ucraniana de
los
EEUU, inicia su primer paso hacia la Canonicidad.
Vladika Teodorovich, entra en la Paz del Señor en el año 1971,
siendo reconocido como un jerarca de validez y canonicidad indiscutida, de tal
manera esto fue así, que en la década del 50 algunas parroquias
de ucranianos dependientes del Patriarcado Ecuménico, le pidieron su protección
Episcopal, lo cual convirtió a su Jurisdicción en una de las mas
numerosas en América del Norte. Su sucesor fue el conocido Metropolita
Mstyslav, quién en 1990 se convirtió en el Primer Patriarca de
Kiev. Este importante Jerarca Ortodoxo, poco antes de asumir como primer Patriarca
de Kiev, concedió a través de un documento, el reconocimiento oficial
a la Metrópolis Ortodoxa Autónoma de Europa Occidental y las Américas,
como “Iglesia Hermana igual en dignidad a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana
en los EEUU y en Canadá”.
A la muerte del Patriarca Mstyslav I de Kiev, su antigua Jurisdicción
de origen, la Iglesia Ortodoxa Ucraniana en los EEUU, evitó participar
de los sucesos acaecidos en Europa, y buscó el respaldo del Patriarcado
Ecuménico. Finalmente las negociaciones con el Phanar concluyeron en 1995,
y el Metropolita Constantine, otrora Metropolita de una Jurisdicción No-Canónica,
según los términos de las autoridades del Patriarcado Ecuménico,
se transformó de la noche a la mañana, en cabeza de una de las Jurisdicciones Ortodoxas “canónicas” más importantes
de los Estados Unidos, sin necesidad de reconsagración alguna.
Como será fácil advertir, esta Jurisdicción pasó de
ser “No-Canonica” en el sentido real del término en 1924,
a ser una Iglesia Ortodoxa “Canónica pero No Reconocida” en
1949, para convertirse finalmente en una Iglesia Ortodoxa “Canónica
y Reconocida”, -al menos para el Patriarcado de Constantinopla- unos 46
años después, en el año 1995.
El Patriarca Ecuménico Bartolomé I, junto a los Metropolitas Wasyly
de Canadá (izq) y Constantine de EEUU. (der),
los cuales fueron considerados como no-canónicos hasta el año 1990
y 1995 respectivamente
EL CALVARIO CANÓNICO
DE LA IGLESIA ORTODOXA DE FRANCIA
Esta Jurisdicción, es una de las que más ha sufrido cambios
en su situación canónica, veamos pues su historia: Su fundador,
Ireneo Winnaert, fue un sacerdote católico ordenado en Lille en 1904,
unos quince años más tarde (1919) abandona su ministerio dentro
de la Iglesia Católica Romana y toma contacto con un Obispo Católico
Liberal llamado Wedywood, quien le consagra al Episcopado en el año
1922 para el territorio de Francia. El buen Ireneo, pronto se da cuenta de
que el cuerpo doctrinal de la Iglesia Liberal es contrario a las enseñanzas
tradicionales de la Iglesia, y luego de intensos estudios y oración
se percata que la Verdadera Fe se encuentra en la Iglesia Ortodoxa, y así con
un grupo de fieles entra en contacto con el Patriarca de Constantinopla.
Ireneo no sólo se vuelca a la ortodoxia doctrinal, sino que se aboca
a reconstruir el rito ortodoxo de las Galias, el Galicano, el cual era celebrado
en su carácter de Rito Pre-cismático dentro de su Comunidad.
El Patriarcado de Constantinopla, que años antes se había mostrado
afable con la Iglesia Ortodoxa Viviente, rechaza ahora a este puñado
de ortodoxos de rito occidental que acudían a recibir su protección
canónica, exigiendo a Ireneo Winnaert integrarse como simple laico,
y perder su Rito Occidental. Luego de este contacto frustrante, Winnaert
no se amedrentó y buscó la protección canónica
de Moscú, en aquel momento regida por el Metropolita Sergio, quién
lo recibió como sacerdote, sin reconocer su Episcopado Católico
Liberal, y sin esperanzas de recuperar el rango episcopal perdido; condición
que él aceptó. Este buen hombre muere en 1937 como archimandrita
ruso patriarcal de Rito Occidental, logrando conseguir un estatus canónico
para esta Comunidad que se extendería hasta el año 1952, durante
los años 1953-1956 esta Comunidad estuvo bajo la protección
canónica del Patriarcado Ecuménico, a través del Exarcado
Ruso de París, para luego pasar a obtener la protección canónica
de la “Iglesia Ortodoxa Rusa en el
Exilio” durante los años
1957-1966. He aquí que esta Comunidad venía recibiendo protección
canónica por parte de Patriarcados, pero a partir del año 1957
recibe la protección canónica de una Iglesia de “Canonicidad
incuestionable pero No Reconocida”, y es en el seno de dicha Jurisdicción
que nace como Iglesia Autónoma a través de la ordenación
episcopal (en 1964) de Vladika Kovalevsky, su consagración episcopal
es presidida por el Obispo Juan Maximovich (mejor conocido como San Juan
de San Francisco) y por el Obispo rumano de París, Teofilo Ionescu,
los cuales le autorizan a conservar su Rito Occidental.
Consagración Episcopal de Vladika Kovalevski
A la izq. Vladika Teófilo y a la der. Vladika Juan Maximovich
(San Juan de San Francisco)
Vladika Kovalevsky, muere en el año 1970 sin poder consagrar un sucesor,
entonces su antiguo co-consagrante, el Obispo Teofilo Ionescu, comienza a
gestionar no solo la protección canónica del Patriarcado de
Rumania, sino la continuidad de una Jerarquía canónica propia
que rija sus destinos. Finalmente en 1972, un sacerdote francés ordenado
por el mismo Vladika San Juan Maximovich, Gilles Hardy, quién toma
el nombre de Germán, es consagrado en Bucarest con el beneplácito
del Patriarca Justino de Rumania. El día 30 de Abril, la delegación
francesa concelebraba la Sagrada Liturgia con el mismo Patriarca, en señal
de Comunión Plena entre las dos Iglesias. El decreto de entronización
de Mons. Germán, como obispo propio de la Iglesia Ortodoxa de Francia,
es del mismo 11 de Junio de 1972, firmado naturalmente por el patriarca de
Rumania, ya que la nueva Iglesia quedaba bajo su Jurisdicción.
De este modo la Iglesia Ortodoxa de Francia, pasa a recuperar su Jerarquía
y su estatus canónico, pero con el actual Patriarca Teoctist, las
cosas cambiaron y después de casi 25 años de existencia canónica
junto al Patriarcado de Rumania, la comunión finalmente se rompió.
La Iglesia Ortodoxa de Francia quedó desde mediados de los años
90 en una situación canónica difícil, puesto que al
tener un solo Jerarca, se imposibilita la consagración de nuevos jerarcas
en vistas a establecer un Sínodo que gobierne a la Iglesia. Pese a
esa situación la Iglesia Ortodoxa de Francia es una Jurisdicción
de “Canonicidad incuestionable pero No Reconocida”.
Actualmente, debido a problemas con el Obispo Germán y ante la posibilidad
real de poder verse privados de una Jerarquía (situación ya
experimentada luego de la muerte de Vladika Kovalesky), muchos sacerdotes
y fieles ortodoxos franceses se están volcando hacia el establecimiento
de una protección canónica por parte del Patriarcado Serbio,
mientras otros miran con cierta simpatía al Patriarcado de Kiev. Es
de destacar, sin embargo, que tanto el Patriarcado Serbio, como el de Kiev,
reconocen la validez y Gracia Sacramental de los clérigos de esta
Jurisdicción, por tal motivo no existe planteo alguno de reconsagración
de su clero, ni de crismación de sus fieles.
La Iglesia Ortodoxa de Francia, más allá de lo que afirmen
sus detractores, tiene el enorme mérito de haber permanecido fiel
a la Fe Ortodoxa, y de haber sobrevivido a situaciones adversas y pruebas
muy difíciles. Su suerte dependerá entonces del apoyo del resto
de la Ortodoxia, ya sea por parte de aquellas Iglesias Canónicas Reconocidas
o de aquellas que detentan la Canonicidad, aún sin reconocimiento
del Patriarcado Ecuménico.
Nadie puede negar la Canonicidad Doctrinal de esta
Iglesia, más allá de
las defecciones personales del Obispo Germán, puesto que esta Jurisdicción
estuvo desde sus orígenes reconocida por el Patriarcado de Moscú,
por el Patriarcado Ecuménico (a través del Exarcado Ruso
de Europa Occidental), por la Iglesia Ortodoxa
Rusa en el Exilio, y por el Patriarcado
de Rumania.
Las dos Comunidades parroquiales que esta Jurisdicción poseía
hasta principios del año 2004 en Argentina, una en Buenos Aires, y
la otra en Salta; abandonaron la Iglesia Ortodoxa de Francia para ser finalmente
recibidas bajo la protección canónica de Vladika Jeremías,
de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana en EEUU
y Diáspora. Estas dos comunidades
ortodoxas de Rito Occidental recibieron un permiso especial para conservar
su antigua Liturgia Galicana.
LA CANONICIDAD EN LA METRÓPOLIS ORTODOXA AUTÓNOMA DE EUROPA
OCCIDENTAL Y LAS AMÉRICAS
Esta todavía poco conocida y joven Jurisdicción Ortodoxa, se
halla entroncada por su Fe y su historia, al conjunto de la Iglesia
Católica
Ortodoxa, puesto que adhiere a la Fe de la Iglesia Indivisa de los tiempos
Apostólicos, siguiendo estrictamente todas la directrices contenidas
en los siete Concilios Ecuménicos.
Pero vayamos a la historia de esta Jurisdicción: En el año
1960, el Obispo Serafín de Chicago (de la Iglesia Ortodoxa
Rusa en el Exilio) y Teofilo Ionescu (obispo rumano de París), consagran al
Archimandrita Akakios Pappas como primer Jerarca de la Iglesia
Vétero
Calendarista Griega, poco tiempo después el Arz. Akakios consagra,
junto con otros Jerarcas de la Iglesia Rusa en el Exilio, al Arz.
Auxentios y a otros obispos vétero calendaristas, los cuales contaban con muchas
parroquias en Grecia, y el apoyo de muchos monjes en el Monte Athos.
Esta Venerable Iglesia procedió, en 1978, a consagrar al primer obispo
de origen occidental (latino), el Metropolita
San João Gabriel I de Lisboa.
Años
mas tarde él se convertiría en el primer Primado de esta Jurisdicción,
su consagrante fue el propio Arz. Auxentios. En 1984, Su Beatitud el Arz.
Auxentios, concede un Tomos de Autonomía a la Metrópolis de
Europa Occidental, dándole la oportunidad desde ese momento de regir
su propio destino.
El Metropolita San Gabriel de Portugal
Como podemos observar hasta este punto, la Metrópolis Ortodoxa Autónoma
de Europa Occidental y las Américas, nace con una clara Canonicidad
Dogmática, una cuidada Canonicidad Administrativa, y un origen de
indiscutible dimensión eclesial, puesto que el movimiento vétero
calendarista excedía con creces el 1.000.000 de fieles en Grecia,
sin contar a los 500.000 fieles ortodoxos vétero calendaristas de
Rumania y a los miles residentes en Bulgaria.
Dom Gabriel, al estructurar la nueva Metrópolis que se extendía
desde Portugal hasta Italia, nombró como Director de Asuntos Exteriores
de la Iglesia a un obispo de su entera confianza que el mismo había
consagrado el 9 de Septiembre de 1984; es decir al actual Metropolita Euloghios
de Milán. Hacia finales de la década del 80, la Metrópolis
Ortodoxa Autónoma de Europa Occidental entra en conversaciones, a
través de su Director de Asuntos Exteriores (Vladika Euloghios de
Milán), con el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala
de Polonia, la cual accedió a recibir bajo su protección a
dicha Metrópolis.
Consagración Episcopal de Vladika Evloghios
A la Der. Metrop. San Gabriel de Portugal y a la Izq. Vladika Tiago
Como veremos mas adelante, la Iglesia Ortodoxa de Polonia, nunca dudó de la Canonicidad de esta Jurisdicción, puesto que aceptó a Dom Gabriel y a los otros obispos portugueses, sin necesidad de reconsagración, así como también a los sacerdotes y diáconos ordenados por ellos. S.B. Juan Gabriel se integró a la Iglesia Ortodoxa Polaca como una “Provincia Eclesiástica” de la misma; sin embargo, por una cuestión política, se optó por no aceptar a los obispos italianos, no por alguna defección canónica en ellos, sino porque Italia es considerado territorio canónico del Papa, y los Polacos no quisieron tener roces con las autoridades católicas. Si nuestra Metrópolis hubiese sido de origen étnico, no hubiera habido el mayor problema en integrarla, pero al ser una Metrópolis Ortodoxa pensada para predicar entre los occidentales, la Iglesia Ortodoxa de Polonia, prefirió abstenerse de aceptar a las comunidades y clero residentes en Italia, por estar compuestas, mayoritariamente, por fieles ortodoxos de origen católico romano.
Metrop. Vasilv de Polonia con Vladika Euloghios
En aquel entonces Director de Asuntos Exteriores de nuestra Metrópolis
Dom Gabriel I de Portugal, moriría en 1997, como Metropolita de una Iglesia Canónica Reconocida. Como se puede apreciar, este fue el primer
gran reconocimiento por parte de una Iglesia de las llamadas “Canónicas” a
la Canonicidad de esta Metrópolis.
Luego de la integración de Dom Gabriel a la Iglesia Ortodoxa de Polonia,
fue electo como segundo Primado el Metropolita Euloghios de Milán,
quién había sido Director de Asuntos Exteriores de la Metrópolis
Autónoma, y propiciador de la relación con los polacos.
El Metropolita Euloghios, se encontró con una difícil situación,
puesto que la Metrópolis con el abandono por parte de su primer Metropolita,
quedó en cierto modo huérfana. Así que Vladika Euloghios,
se propuso reposicionar a la Metrópolis dentro de la Ortodoxia, por
lo cual consiguió en el año 1989, que el Metropolita Mstyslav,
primado de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana de los EEUU, le otorgara un reconocimiento
oficial a la Metrópolis Ortodoxa Autónoma de Europa Occidental
y las Américas, como “Iglesia Hermana igual en dignidad a la
Iglesia Ortodoxa Ucraniana en los EEUU y en Canadá”. El Metropolita
Mstyslav, se convertiría algunos meses más tarde, en el primer
Patriarca de Kiev.
La Iglesia Ortodoxa Ucraniana de los EEUU, pasó en 1995, a depender
del Patriarcado Ecuménico, y al igual que en el caso de los portugueses,
sin necesidad de reconsagración ni de sus obispos, ni la de sus sacerdotes
y diáconos, lo cual es un reconocimiento tácito, pero concreto,
a su antigua legitimidad Canónica.
Durante la conducción del Patriarca Volodymir I, al frente del Trono
de Kiev, la Metrópolis Ortodoxa Autónoma de Europa Occidental
y las Américas, recibió un Tomos
de Autonomía de manos
del Patriarca, en Marzo de 1994, lo cual completó el reconocimiento
dado por el difunto Patriarca Mstyslav (+1993).
Patriarca Volodymir y Metropolita Euloghios
Años después el tercer Patriarca de Kiev, Filaret
I, intentó limitar
el Tomos de Autonomía de la Metrópolis, lo cual fue juzgado
como injusto e inaceptable por el Metropolita Euloghios I de Milán.
También por aquel tiempo, el Patriarca Filaret I de Ucrania, fue excomulgado
por el Patriarca Alexis de Moscú, acción que fue respaldada
por todos los Patriarcados, por tal razón el Metropolita Euloghios,
decidió dejar sin efecto su vinculación canónica con
Kiev, puesto que no quiso exponer a nuestra Metrópolis al peligro
de una excomunión que la separara irremediablemente de todo el Mundo
de la Ortodoxia.
Como consecuencia de este suceso eclesiástico, dos Obispos pertenecientes
a esta Metrópolis y consagrados por las manos del propio Metropolita
Euloghios, quienes residían en Canadá; los Vladikas Lazar y
Varlaam, decidieron continuar bajo la protección canónica del
Patriarcado Ucraniano, hasta que luego de unos años ambos decidieron
acogerse a la protección canónica de la Iglesia
Ortodoxa en América (O.C.A); éstos jerarcas fueron acogidos, junto a su
clero, conservando intactos sus rangos episcopales.
Para resumir, podemos concluir diciendo - sin faltar a la verdad - que nuestra
Metrópolis, a lo largo de su relativamente corta historia, donó no
menos de 5 Obispos a las Iglesias Ortodoxas
Canónicas, sin contar
a numerosos sacerdotes, diáconos, y clérigos menores.
Vladikas Lazar & Varlaam
Obispos retirados de la O.C.A en Canadá
CONCLUSIÓN
Cómo podrá apreciar, estimado lector, el actuar de los hombres
en su peregrinar por la historia, somete a la Iglesia de Cristo y a su realidad
espiritual inmutable, a determinados cambios, dotando a la Iglesia, en su
aspecto exterior (eclesiástico), de esa inestabilidad tan propia de
nuestra naturaleza humana; dichos cambios pueden ser positivos o negativos;
sin embargo como cristianos que somos, no debemos perder nunca la esperanza
en el rumbo de nuestra Iglesia Ortodoxa, que no es otro que el Cielo mismo.
Confieso que cuanto más experiencia eclesial se va adquiriendo, uno
no puede dejar de maravillarse frente a la sabiduría simple de esos
antiguos iconos que representan a la Iglesia como una barca, muchas veces
en aguas encrespadas, pues la vida de la Iglesia es así, una barca
en medio de las aguas encrespadas del siglo, pero que sin embargo y a pesar
de la fragilidad de la nave y de la impericia de los tripulantes, tiene muy
claro su destino, y cuenta también con el mejor conductor, Nuestro
Señor Jesucristo, Señor de la Historia, el cual nos protege
con rostro sereno.
Icono que representa a la Iglesia de Cristo
Amenazada por sus enemigos seglares y religiosos
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